La nevera es uno de los electrodomésticos que más electricidad consumen en una vivienda, especialmente durante el verano, cuando, al haber una temperatura ambiente más elevada, del electrodoméstico requiere de más energía para mantenerla en niveles bajos.
En todo caso, existen una serie de hábitos y consejos de mantenimiento
Eficiencia, eficiencia y eficiencia: cuanto mejor clase energética tenga el electrodoméstico, más posibilidades de ahorro nos ofrecerá. De hecho, pasar de un clase A a uno A+++ puede suponer un ahorro del 60%. Por eso, a la hora de decantarnos por uno u otro, es un factor a tener muy en cuenta.
Abrir: abrir y cerrar la puerta de la nevera de forma habitual y continuada también dispara el consumo de energía del electrodoméstico. Por supuesto, dejar la nevera abierta mientras sacamos y guardamos cosas o mientras bebemos agua tampoco es positivo. Controlar la apertura de la puerta reduce el consumo anual en un 20%.
El entorno sí importa: situar la nevera junto al horno, junto a una zona de gran calor o en un espacio muy reducido también dispara la necesidad de energía por parte del electrodoméstico para mantener el frío. Por eso, seleccionar cuidadosamente la zona de colocación también puede contribuir al ahorro.
Dimensiones adecuadas: tendemos a comprar electrodomésticos enormes pensando en necesidades futuras que, probablemente, nunca tengamos. Pero tenemos que ser conscientes de que a mayor tamaño mayor consumo, por lo que debemos evitar comprar uno demasiado grandes para tenerlo prácticamente vacío.
La nevera no es el congelador: mucha gente cree que el frigorífico debe tener hielo. La temperatura ideal para los frigoríficos oscila entre los 2 y los 4 grados, por lo que tampoco es necesario que mantengamos la temperatura extremadamente fría durante todo el año.
Los alimentos del interior: nunca guardes alimentos calientes en el frigorífico pero sí será un gran aliado para el proceso de descongelación, de esta forma, además, aprovecharás el frío que desprenden.