Termos eléctricos, ¿ayudan al ahorro?
Disponer de agua caliente en cualquier momento del día sin necesidad de acordarnos de que no habíamos encendido el calentador cuando ya estamos bajo el agua fría del gas es una de las mayores ventajas que nos ofrecen los termos eléctricos.
Sin embargo, es importante conocer algunas desventajas de estos aparatos eléctricos.
Una de las principales características de los termos eléctricos es que mantienen el agua caliente en todo momento. En el momento en que la temperatura desciende, se vuelven a poner en marcha para calentarlo de nuevo y mantenerlo a la temperatura adecuada. Esto nos obliga a mantenerlo encendido de forma prolongada, algo que conlleva un gran gasto eléctrico.
¿Se aplica en este caso la leyenda de que encendiendo y apagando un aparato consume más que manteniéndolo encendido de forma permanente? Como en otros muchos casos, se trata de algo totalmente incierto. De hecho, manteniéndolo encendido permanentemente utiliza un 50% más de energía que de forma discontinua.
La explicación es que, una vez el agua está caliente, puede aguantar así durante varias horas y es probable que no lo necesitemos a máxima temperatura para, por ejemplo, darnos una ducha rápida. Por eso, podemos mantenerlo apagado durante un tiempo más o menos prolongado.
Otro de los aspectos a conocer es que para instalar un termo eléctrico en nuestra vivienda debemos contar con una potencia contratada de 6 kW, más el resto que precise la instalación, que puede subir hasta los 10 kW aproximadamente.
Existen dos métodos para ahorrar energía en los termos eléctricos.
El primero de ellos es ser previsores y encender y apagar el calentador para utilizarlo cuando lo necesitemos.
El segundo de ellos, emplear un temporizador que nos permita programar las horas a las que queremos que esté encendido, eligiendo las que más nos convengan.
En la actualidad existen ya en el mercado algunos termos eléctricos con temporizador, aunque su precio es más elevado que el de los tradicionales. Comprar un temporizador externo puede costar entre 15 y 20€.
Con todo ello, aunque los termos eléctricos aportan gran comodidad y nos proporcionan agua caliente al momento, debemos controlar el consumo para no llevarnos un susto cuando nos llegue la factura.